martes, 12 de julio de 2016


 
Sexualidad durante la hermosa Infancia

 

El ser humano desde que nace está en constante cambio y es por eso que los padres deben educarse para enfrentar de manera flexible esta hermosa etapa donde estos seres tan especiales comienzan a descubrirse.

 

La sexualidad no tiene una sola función, ni es algo particular de un periodo de la vida del ser humano.  Cada etapa de nuestra vida tiene sus peculiaridades y la sexualidad no es ajena a esta realidad tan habitada en nuestro cuerpo.  Debemos tener, una visión positiva, enriquecedora y responsable de nuestra parte en cada uno de los periodos de la vida.

 

La infancia

 

Esta se ha considerado un periodo asexuado de la vida tiene, por el contrario, una gran importancia en la formación del ser sexuado.  Cuando nacen, la niña y el niño tienen un patrón de conducta sexual poco diferenciado.  A excepción de los órganos genitales, distintos en cada sexo, el comportamiento motor y sensorial es semejante la mayoría de los casos en ambos sexos.

Este periodo, que se prolonga desde el nacimiento hasta la adolescencia, se producen una serie de cambios físicos y psíquicos que constituyen a el desarrollo de estos infantes.

 

Como comprendemos esta etapa

 

Esta esta etapa hay que aprenderla como génesis de la sexualidad humana hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

Ø  El ser humano nace con unas estructuras centrales activas que son determinantes de la frecuencia, la forma y la orientación de la conducta sexual. Estas estructuras se relacionan y adaptan a la realidad externa y al sujeto.

Ø  El desarrollo sexual es fruto de la persona y de su modo de actuar, de la relación con su medio y de las circunstancias que de él emanan.

Características propias de esta etapa

o   La sexualidad en las etapas posteriores de la vida va a tener su base en la sexualidad infantil.

o   Lo genital no tiene importancia en esta etapa.

o   Los aspectos sociales y afectivos asociados a lo sexual tienen una gran relevancia.

o   Los juegos sexuales de este periodo se basan en la enorme curiosidad y la tendencia a imitar que le son propias.

o   Las expresiones de la sexualidad en esta etapa reflejan las necesidades del propio desarrollo.

o   El que se puedan establecer vínculos afectivos satisfactorios en este periodo va a facilitar un referente para un desarrollo harmónico en la edad adulta.

o   Las preferencias sexuales no están determinadas.

o    

1 año de vida

En este periodo la relación entre el bebé y su madre tiene un efecto modelador de enorme importancia.  Son muchos los expertos que hablan de que la vinculación en el contacto, el apego y la separación van a constituir el núcleo de la personalidad y la sexualidad del sujeto en el futuro.

 

2 a los 6 años

En esta etapa de la vida del niño y la niña hay una serie de cambios fundamentales (motores e intelectuales) para su desarrollo en general y que tendrán un significado especial para el desarrollo sexual.

o   El control de esfínteres y el modo de afrontar los padres y madres las circunstancias que los rodean puede influir en el desarrollo de la sexualidad del adulto.

o   Los problemas de celos y su superación le van a permitir ver el mundo de las relaciones de modo menos egocéntrico y aprender que compartir no es perder, sino ganar.

o   La curiosidad que siente en esta etapa se hace extensiva también a su sexualidad. De ahí que podamos hablar de curiosidad informativa hacia el mundo que le rodea, curiosidad por lo físico y lo emocional, y también en el plano sexual. El niño explora su propio cuerpo y las sensaciones que va percibiendo. Aquí se corre el riesgo de que la actitud de los adultos no sea colaboradora. Deben evitarse los gestos de desaprobación, los silencios o la incomodidad, porque se convierten en un cúmulo de mensajes para los niños y las niñas que influyen de manera notable en la percepción que tendrán sobre su cuerpo.  Es evidente que el niño o la niña van a sentir curiosidad por el otro u otra querrán investigar en las diferencias físicas; aparecen conductas que se pueden denominar como voyeristas (mirar) y exhibicionistas (mostrarse).  Comienzan los juegos en los que los/as niños/as imitan conductas de marcado carácter sexual, que ven en su entorno, en la televisión etc.  Incluso en los últimos años de esta etapa comienzan las actividades auto exploratorias y auto estimulatorias que pueden generar angustia en los mayores y provocar reacciones reprobatorias hacia el menor si no se contemplan como naturales y no se juzgan ni se intentan corregir. En esta etapa tiene una especial importancia el proceso de identificación e imitación de modelos de conducta sexual, que comienzan a definir las actitudes ante la sexualidad y los modos de relacionarse en los planos erótico y afectivo.

 

7 a los 10 años

Es este el periodo donde el niño y la niña son más autónomos, se manejan mejor en el mundo real y por lo regular ya conocen su identidad sexual.  Por otra parte, la escuela adquiere una mayor importancia en su desarrollo, aunque de poco sirve en esta disciplina si el mundo académico continúa sin aportar ningún tipo de educación sexual que sea fructífera y reglada acorde a su edad.  Es un periodo en el que las prohibiciones en todo lo concerniente a lo corporal y a lo sexual se hacen mucho más explícitas.  De ahí que las conductas sexuales se hagan menos espontáneas y abiertas, sean más sutiles y ocultas, y logren pasar desapercibidas a ojos de los adultos.  De manera errónea, estas conductas pueden llevar a considerar esta etapa como de desinterés sexual o periodo de latencia.  Sin embargo, persisten los juegos sexuales, que, aunque adquieren unas motivaciones añadidas, parten de la curiosidad como elemento básico.  El niño y la niña se afirman en lo que conocen por observación de la conducta de los adultos; son conscientes de las sensaciones físicas y emocionales asociad as al contacto y la cercanía física; experimentan la excitación sexual y la relación afectivo-sexual con su grupo de iguales.  Por ello, las actitudes de reprobación o castigo por su curiosidad pueden tener una influencia negativa en el desarrollo posterior de la esfera psico-sexual de la persona.

 

Espero sea de gran aportación este artículo, que fue realizado con el mayor interés de educarnos de una manera correcta, para así enfrentar esta hermosa etapa con nuestros seres queridos.

sábado, 9 de abril de 2016


 
María Montessori italiana y entrenadora de niños nos cuenta de variedad de métodos para formar a los niños de 3 a 5 años y sugiere usar los juegos educativos que no requieren ningún inventario especial o  complicados. En dichos juegos se puede utilizar lo que tengas a la mano: frascos con tapas, pinzas para colgar la ropa, productos sólidos o juguetes hechos a mano. Lo más importante es no dejar al niño sin supervisión cuando se interactúa con los objetos pequeños.

Divine Shus recupero entre ellos los siguientes:

  1. Toma algunas botellas, tarros, frascos de diferentes tamaños, quítales las tapas, mézclalas y ofrécele a tu niño escoger las tapas adecuadas para cada envase y taparlo de nuevo.
  2. Toma una esponja y jabón y lentamente muéstrale a tu hijo cómo se deben lavar los platos; luego deja que él haga lo mismo.
  3. Esparce algunos granos o cereal, toma un recogedor y una escoba y barre junto con el niño para enseñarle cómo se hace.
  4. Derrama agua y luego invita a tu hijo a que limpie y seque el piso junto a ti.
  5. Toma algunos botones, agujetas y ganchos. Fabrica con estos elementos, por ejemplo, algún conejo y una zanahoria, sujétalos juntos usando un cordón o un gancho y ofrécele al niño «darle la zanahoria al conejito». Para poder hacerlo, el niño primero tendrá que encontrar la manera de separar los dos objetos.
  6. Toma trapos de diferentes texturas -seda, algodón, lana-. Habla con el niño sobre esto: cómo se sienten los trapos, si son ásperos, suaves, resbaladizos, etc. Sugiérele que elija pares de texturas similares.
  7. Pon algunos objetos pequeños (tales como botones, mosaicos, bolitas, etc) en un frasco con agua, y dile al niño que los saque usando una cuchara.
  8. En una bolsa guarda de 8 a 10 objetos que el bebé ya conozca (una cinta, un lápiz, un peine, un juguete, etc.). Él debe sacar con los ojos cerrados los objetos de la bolsa, uno por uno y nombrarlos. A continuación, puedes complicar la tarea un poco: agrupa los objetos según la primera letra de su nombre. De esta manera el bebé desarrolla sus sensaciones táctiles y al mismo tiempo aprende a identificar las letras del alfabeto y a distinguir los sonidos en las palabras.
  9. Necesitarás 2 platos, una esponja y una regadera para el jardín. Vierte agua en un plato y juega con el bebé a llevarla al otro plato (absorber con la esponja el agua del primer plato, exprimirla en la regadera, repetir esto hasta que el primer plato esté vacío y luego llenar el segundo plato usando el agua de la regadera).
  10. Perlitas y cajas. Mezclas las perlitas y le pides al bebé organizarlas (según su tamaño o su color) en diferentes cajas. Primero emplea sólo dos cajas, y sucesivamente le vas agregando una cajita más dificultándole al bebé la tarea.
  11. Unas perlitas, una ranura (la puedes hacer de una manguera) y un plato. Usando la ranura baja las perlitas al plato. Puedes hacer una competencia con el niño: cuál perlita llegará más rápido al plato.
  12. Origami. Doblar, romper y manejar el papel desarrolla la destreza manual y la motricidad fina del bebé. Al mismo tiempo, el origami desarrolla la imaginación espacial, enseña a hacer diseños y fomenta la creatividad.
  13. Bolsas con pesos de 1, 2 y 3 kg con una cuerda. El niño las debe ir arrastrando. Esto desarrolla la fuerza y la resistencia en las manos y las habilidades motoras gruesas.
  14. Ensartar en un cordón cualquier objeto que tenga un agujero.
  15. Unos clavos de madera y un martillo. Los pueden clavar en arcilla blanda o en plastilina.
  16. Un frasco con varios agujeros en su tapa: a través de ellos puedes echar adentro botones, perlitas, bolitas de goma o cualquier otro objeto pequeño.
  17. Las bolsitas con frijoles: los puedes esparcir sobre la mesa y clasificar los granos. Igual, puedes esconder en esas bolsitas algunos juguetes pequeños y pedirle al bebé que los encuentre.
  18. Clavar chinchetas en espuma de polietileno.
  19. Moldes para hacer hielo, pinzas, perlitas o frutitas. Con los bebés menores de un año usa solo las frutas de tamaño pequeño.
  20. Sienta al bebé en una silla, y esparce sobre la mesa la harina, deja que cree dibujos ya sea con un dedo, un palito o un cepillo.
  21. Una bandeja, harina y frijoles, un tamiz. Deja que el bebé encuentre los frijoles escondidos en la harina y los ponga en un frasco. Le puedes enseñar cómo se usa un tamiz.
  22. Una pequeña caja sin tapa y pinzas de la ropa. Si el bebé es muy pequeño, sujeta las pinzas de la ropa por el perímetro de la caja, para que él las vaya quitando. A los más grandes también les puedes enseñar cómo abrochar las pinzas en la caja.
  23. Un imán (preferiblemente de mayor tamaño) y objetos distintos (metálicos y no). El bebé va a comprobar cuáles de ellos se pegan al imán.
  24. Un recipiente de plástico con agua, una gota de jabón líquido y un batidor. Deja que el bebé «bata» la espuma.
  25. Tres recipientes de diferentes diámetros y sus tapas. Deja que el bebé seleccione la tapa correcta de cada recipiente. También puedes apilar los recipientes uno dentro del otro.
  26. Si utilizas un lavavajillas puedes permitirle al bebé sacar las cucharas y los tenedores de la cesta, pero ten cuidado con los objetos afilados.
  27. Un vaso de plástico alto o una jarra con agua, diversos objetos pequeños: nueces, granos, tuercas, objetos de plástico, corchos, bolitas de papel de aluminio, etc. Mientras que el bebé echa los objetos uno por uno al agua y observa cuáles de ellos se hunden, le puedes ir explicando el concepto de «pesado/ligero».
  28. Usa unas revistas o unos periódicos viejos. Puedes romperlos en tiras o pedazos, así se desarrollan la correlación de movimiento de la mano y el agarre. Pero primero le tienes que enseñar cómo hacerlo bien: agarras la hoja con los dedos de las dos manos y luego la estiras a diferentes lados. Al final, puedes lanzar las piezas con las palabras: «¡El otoño ha llegado!», y luego recoger los pedazos juntos.
  29. La plastilina al rescate. No es necesario esculpir algunos objetos en serio. Para empezar, deja que el bebé aplaste la plastilina con los dedos. De esta manera se auto masajean los dedos y las manos, y también se desarrollan los músculos. Luego pueden hacer una tortilla y clavar en ella todos los objetos pequeños que estén a la mano (perlitas, piedritas, legumbres, etc.).
  30. Atarse las agujetas, abrir y cerrar las cremalleras, los velcros; todo esto es muy útil. Existen muchos juguetes que utilizan esta técnica. Pero también puedes prescindir de ellos. Es suficiente agarrar un montón de ropa y hacer una búsqueda exhaustiva con el bebé. Puedes aprovechar para seguirle explicando las texturas.